¡Si es necesario, clama más fuerte!

Marcos 10:46 nos cuenta la historia de Bartimeo. El no solo tenía un problema, él tenía una incapacidad con todas las limitaciones que eso trae, era marginado, no tenía trabajo y eso lo llevó a tener que pedir limosnas, estando solo al costado del camino, frustrado y con una vida en oscuridad.

Pero NINGUNA ORACIÓN SE PIERDE!

Un día Bartimeo se levantó como cada día y se puso su capa de ciego (típico de la época, servía para identificarlo como ciego en la sociedad), pero imagino yo, que ese día a pesar de ser todo igual que siempre había una chispa de expectativa en él.

Allí en el mismo lugar de siempre, donde pedía limosnas, comenzó a suceder algo nuevo. El ruido de multitudes empezó a inundar el lugar y Bartimeo, seguro comenzó a preguntar que sucedía, llegando a sus oídos los testimonios de lo que Jesús estaba haciendo; entonces se decidió y comenzó a clamar a Jesús: "Hijo de David, ten misericordia de mi".

No solo clamó, sino que se paró, se quitó la capa de ciego y fue en busca de Jesús y su milagro.

No solo pidió, sino también dio un paso de fe y creyó que recibiría su milagro.

Algunos en el camino, querían detenerlo y hacerlo callar para que no moleste a Jesús, pero Bartimeo solo clamó más fuerte.

No te detengas por la incredulidad de otros, seguí hacia Jesús!